Cuando el noise industrial (o power electronics, como gusten) no se
limita sólo al ruido hecho para hacer sufrir, sino que mantiene su raíz ‘’industrial’’
más ortodoxa, con ambientes malsanos sabiamente combinados con el ruido puro y
duro, surgen discos tan buenos como éste. Para muchos, The Sodality fue una de las mejores bandas de los ’80 en ese género tan controvertido donde la frontera entre
arte y estafa es con frecuencia difusa. Nada que ver con las muchas diarreas
sonoras de grupos actuales adscritos al ‘’ruido cuanto-más-ruidoso-mejor’’,
como si la cosa fuera una olimpiada a ver quién es el más cabrón y pervertido de
la pista. Puede que por eso los mejores del género son los que lo inventaron hace tres décadas. Entre los europeos, The Sodality, junto
a los más reconocidos Whitehouse (los auténticos pioneros del estilo),
encabezan esa lista de psicópatas sexuales ( ¿verdad?, ¿postureo?) donde no hay
cabida para otra cosa que no sea la carne cruda. El grupo lo forma Andrea Cernotto
y parte del núcleo de Sigillum S
(Paolo Bandera y Eraldo Bernocchi) y el disco es para mí un clásico
indiscutible. Una pena no contar con una versión lossless.
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